Hablar
de industria en Baena (Córdoba, España)
supone hacerlo del olivar, que domina su territorio, y de la
producción oleícola, cuya importante trayectoria viene avalada por la “Denominación
de Origen Baena”. Ya de finales del siglo XVIII contamos con datos que nos ofrecen
una visión de la ciudad volcada en la producción aceitera, donde se desarrolla
una industria agroalimentaria que se mantiene durante el siglo XIX (LÓPEZ
PALOMO 2001, 67) y llega hasta nuestros días.
Dentro
del panorama aceitero baenense (que lejos de reducirse a la arquitectura para
su producción, engloba toda una cultura del aceite que integra los paisajes,
las construcciones, las tradiciones, el saber hacer…) ocupa un lugar de
indudable prestigio la Almazara de Núñez de Prado C.B., pionera entre las que
componen la citada Denominación de Origen y madre de un producto
internacionalmente reconocido con varios premios. A la cabeza de esta empresa
se sitúa hoy la séptima generación de los Núñez de Prado. La familia ha
apostado por mantener una fabricación artesanal y tradicional del aceite a
partir de sus propias cosechas, lo que le ha valido ganar la
etiqueta de producción ecológica. Así, la almazara Núñez de Prado debe
entenderse en relación con las casi 700 has de olivos repartidas en las fincas
familiares de Gastaceite, Taquins, Santo Toribio y Frías (AA.VV. 2006, 200).
La almazara de Núñez de Prado también nos interesa por conservar en buena
medida su configuración original. El inmueble principal, que data del siglo XVIII, fue adquirido al
Duque de Baena por el fundador de la dinastía (LÓPEZ PALOMO 2001, 68). Se trata de una antigua casa de labor de dos plantas, reutilizada para instalar la infraestructura de
producción oleícola (AA.VV. 2006, 200).
La
parte tradicional de la almazara, una de las más antiguas del Mediterráneo de
entre las activas (AA.VV. 2006, 200), comprende un molino de rulos de granito,
en el que aún se moltura la aceituna, y unas bodegas de tinajas de 1795.
Otros espacios han sido transformado para nuevos usos, como el granero del piso
superior, donde hoy se encuentra un restaurante en el son servidas, entre otras delicias, caviar de aceitunas,
huevos al estilo Maestro del Molino, y naranjas con aceite y miel. La almazara es también sede de diferentes eventos y jornadas, al
tiempo que la familia fomenta la innovación e investigación, como demuestra el “Premio
Andrés Núñez de Prado a la Investigación en Agricultura y Ganadería Ecológicas”.
De este modo, la Almazara Nuñez de Prado C.B. ha conseguido rentabilizar un
elemento patrimonial desde la producción económica, turística y cultural, algo
en lo que ha sido pionera en Andalucía.
En
suma, con un aceite sublime (¡100% recomendable!) y un espacio patrimonial tradicional e innovador al
mismo tiempo, la almazara Nuñez de Prado constituye un paradigma de actuación
desde la iniciativa privada en relación con la preservación, activación y
rentabilización del patrimonio industrial.
Para
saber más:
AA.VV.
(2006): Patrimonio Industrial de Andalucía.
Portafolio fotográfico. Sevilla.
LÓPEZ
PALOMO, L. A. (2001): “El Patrimonio Industrial en Córdoba”. En: SÁNCHEZ DE LAS
HERAS (Coord.): Jornadas Europeas de
Patrimonio 2001. El Patrimonio Industrial en Andalucía. Sevilla, pp. 57-76.
Este texto procede, con algunas modificaciones, de un artículo que publicamos en 2007 en la revista Antiqvitas.
Las fotografías fueron tomadas en 2012 para la exposición reUSE unUSED - industrial heritage potential, organizada por Anica Tufegdzic en el Museo de Arte Contemporáneo de Vojvodina (Novi Sad, Serbia). Desafortunadamente, la exposición no llegó a celebrarse por problemas presupuestarios.
Nuestro agradecimiento a la familia Nuñez de Prado por su amabilidad y hospitalidad.