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viernes, 31 de mayo de 2013

Un perro andaluz (Buñuel, 1929)




Un perro andaluz no es cine dominante. No sigue el modelo de representación institucional. Esto queda claro desde el comienzo, cuando el ojo (del espectador) es brutalmente destruido -o metamorfoseado en otra cosa (en agujero)-, preparándosele, así, para ver algo distinto, para mirar un cine otro, que diría Poyato.


Se trata de un texto fílmico en cuyo relato el tiempo y el espacio han sido, como el propio ojo, despedazados. Es por ello que la película no puede ser leída desde la narratividad, y menos del mismo modo en que se lee el relato literario.
La significación de las imágenes de Un perro andaluz deviene de otros parámetros, como la densidad semántica de los objetos, que funcionan como metáforas/metonimias de conceptos muchas veces abstractos: el sexo, la muerte… Yuxtaposiciones imposibles, como el hormiguero en la palma de la mano, anotan un significado que va más allá de la materialidad y emana de la confrontación de ideas, habilitando lecturas diferentes que trascienden el valor de sus propios signos. El montaje (que más que suturar, en el sentido de raccord, separa) juega asimismo un papel semántico destacado, así como las rimas visuales que establece: por ejemplo, entre la luna atravesada por la nube y el ojo por la navaja.


En suma, Un perro andaluz es un filme que se separa radicalmente del cine clásico americano, y que por tanto ha de ser percibido de otro modo. Un cine difícil, que reta al espectador y le exige la mirada limpia que sólo se alcanza con el sacrifico, brutal, de la destrucción de lo pre-sabido.




viernes, 17 de mayo de 2013

Chiquita Banana, la cara amable del colonialismo económico en Centroamérica




Anuncio original producido en la década de 1940 por la United Fruit Co. para ser proyectado en salas de cine, con la voz de Monica Lewis.


Esta pieza de animación, de 85 segundos de duración, es un interesante reflejo, desde la cómoda percepción del mercado de consumo estadounidense, del contexto cultural emanado a lo largo del siglo XX de los enclaves bananeros latinoamericanos. No deja de resultar un tanto gráfico que Chiquita Banana, un plátano antropomorfo (o, más bien, con las formas de una sensual y exótica mujer tropical), anime al personal a cocinar y consumir a otros bananos parlantes; tal vez, en una metáfora no pretendida de la explotación a la que la UFCO (junto con otras multinacionales norteamericanas) sometió a los recursos y a la población de países como Costa Rica.

Otros cortos publicitarios de Chiquita Banana en mi cuenta de Twitter.

domingo, 12 de mayo de 2013

Bocados literarios (I)




A las puertas aún de Esterri se le pegó al viajero un perrillo sin amo, un mil leches sentimental, peludo y pícaro, que probablemente tuvo un bisabuelo setter y distinguido. Está demostrado por la experiencia que los perros eligen a sus amigos con cierto buen criterio. El perro es especie comensal del hombre (como el gato es su huésped distante) y, como tal especie, hubiera desaparecido hace ya tiempo de haberle fallado ese instinto de la amistad; si el perro no llega a saber elegir su arrimo con sabiduría, a estas alturas, probablemente, se hubiera convertido ya en un vago recuerdo histórico. El viajero es buen amigo de los perros y los perros, en correspondencia y justo pago, son buenos amigos de él.


Al viajero le hubiera gustado saber el nombre de su nuevo amigo; como no pudo averiguarlo, procedió por tanteo y le llamó de varias formas diferentes -Garibaldi, Paco, Gorrión...- sin éxito. Cuando al cabo de probar y probar, le dijo Llir, que es la forma antigua y poética del catan lIiri, lirio, el gozquecillo rompió a pegar tales y tan desaforados saltos, que el viajero entendió bien a las claras que si no se llamaba así, sí así quería llamarse para siempre.
Al salir de Esterri, a mano derecha del camino, se ve un gran edificio abandonado, sombrío y triste, en cuya fachada aún se leen las palabras de la caridad: Refugi Morelló. Per a vells pobres de la Vall d'Aneu. El perro Llir cruzó con muy respetuosa compostura ante los muros que, viejos y pobres, ya no guarecían a la vejez y a la pobreza del contorno. Un grupo de casas de madera -azules, verdes, amarillas, rojas- sirven de habitación a los empleados de una central eléctrica y a sus familias.

Viaje al Pirineo de Lérida, Camilo José Cela (1965).

domingo, 5 de mayo de 2013

miércoles, 1 de mayo de 2013

Gutenberg Discontinuity, en Orive (Córdoba)




Reportaje fotográfico de la acción performativa desarrollada por Solimán López el pasado 17 de abril en la sala de exposiciones Orive, de Córdoba.

© Fotografías de Juan Manuel Cano con tratamiento digital de Solimán López